Cuando a la izmierda no le gusta
algo, inmediatamente lo moteja de fascista,
franquista, anticonstitucional o (es la última) predemocrático. La cosa viene porque cuando el gobierno de
Esperanza Aguirre ha anunciado que está estudiando la posibilidad (ojo, el anuncio del estudio de una posibilidad…
coño, si hasta el bosón de Higgs tenía más probabilidades de existir que esto)
de que los escolares lleven la comida desde sus casas (para nada se ha hablado
de la obligación: es que el progretariado, quizá por deformación
mental –lo de intelectual es tirar
demasiado alto-, en cuanto se abre la posibilidad de elegir algo que no sea lo
que ellos defienden, afirman que se va a hacer obligatoria la postura contraria
a la suya… lo dicho, cree el ladrón que todos son de su condición), ha saltado
el preclaro líder de los suciolistos madrileños y ha proclamado
que es predemocrático que los niñosmadrileños lleven un tupper al colegio.
Dí que sí, Fostiatus: donde esté
la hispana fiambrera…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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