Hay
un pasaje en El Silmarillion en el
que veo perfectamente reflejado lo que yo llamo el síndrome Turambar (sí, algún día escribiré una segunda entrega de
la serie de Psicología del octavo pueblo):
Entonces Turambar se enfureció, porque en esas palabras oyó los pasos del destino que lo alcanzaban.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario