sábado, 3 de diciembre de 2011

Metiendo el dedo en el ojo

Con motivo de la colocación del busto de Manuel Azaña en el Congreso de los Diputados, José Bono ha declarado que espera que cuando llegue el PP, no retiren la escultura. Semejante declaración pone de manifiesto dos rasgos de los socialistas en general y del manchego en particular: que lo que ha hecho lo ha hecho, entre otras cosas, para fastidiar a los oponentes ideológicos… y que cree el ladrón que todos son de su condición.
Porque, vamos a ver: ¿admitirían los socialistas (y los comunistas, nacionalistas, y demás patulea) que se colocaran en el Congreso bustos de (ignoro si ya hay) Torcuato Fernández-Miranda, Alejandro Rodríguez de Valcárcel y Nebreda, Antonio Iturmendi Bañales o Esteban de Bilbao Eguía, presidentes todos ellos de las Cortes Españolas durante el franquismo? ¿Verdad que no?
Por otra parte, resulta que Izquierda Republicana de Salamanca ha denunciado a la agrupación de las mismas siglas que donó el busto de Azaña al Congreso de los Diputados, ya que, según los denunciantes, las personas que han donado la pieza no representan en modo alguno a Izquierda Republicana, sino que son usurpadores de sus siglas, expulsados del partido en 2008 y fueron demandados en los tribunales por su irregular gestión respecto al dinero recibido por IR en compensación del patrimonio incautado durante la Guerra Civil –tres millones de euros. La Gaceta (medio de credibilidad cero según algunos conocidos de algunos conocidos míos en Facebook) cuenta que tanto Gaspar Llamazares como José Bono fueron debidamente informados de estas circunstancias.
Los citados republicanos salmantinos lamentaron también las declaraciones de Bono equiparando a don Manuel Azaña con la reina Isabel II por su condición de exiliados, ya que, según ellos, "Parece ser que el presidente de la Cámara baja sigue empeñado en distorsionar la significación política de la figura del fundador de nuestro partido, en beneficio de su particular manera de entender la historia de España" (la izmierda sí que tiene una manera particular de entender la historia de España). Estoy de acuerdo con ellos… aunque por las razones contrarias: comparar a Azaña (traidor, cobarde y felón) con Isabel II no es desmerecerle, sino que constituye un halago inmerecido... y eso que Isabel II tampoco es que fuera una joyita…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: