jueves, 31 de agosto de 2017

Filántropo

Iba a decir que uno de los pecados de los que creo estar libre es el de la codicia, en el sentido de querer más de lo que se tiene. No creo que nadie, salvo acaso los santos, se vea libre del mismo. Otra cosa es que uno nunca tenga bastante con lo que tiene y busque siempre conseguir más y más, aun cuando tenga ya suficiente, no sólo para vivir holgadamente, sino para que lo hagan incluso sus hijos.
Es el caso de Ignacio Urdangarín (nunca he entendido esa manía de no usar un nombre tan vasco como Ignacio, sustituyéndolo por el Iñaki de las narices), cuñado de Su Majestad el Rey. Como suele decirse, dio el braguetazo (no me crucé con esa expresión hasta mi último año en el colegio, y de primeras no supe lo que significaba) casándose con la infanta Cristina, lo que, en principio, debería haberle asegurado un cómodo porvenir.
Sin embargo, el antiguo jugador de balonmano del Barcelona (no creo que haya relación de causa a efecto, aunque no ha sido el único vinculado con la entidad rojiazul que ha tenido problemas con el fisco) no tuvo suficiente, y se dedicó tanto a trapichear en el tráfico de influencias (¿qué más influencia que ser yerno del Jefe del Estado?) como a ocultar esos trapicheos a Hacienda, con lo que incurría en delito fiscal. En los trapicheos cabía conceder el beneficio de la duda, en el sentido de que podrían no ser estéticos sin dejar de ser éticos (ojo, que no digo que lo fueran o lo dejaran de ser, sólo que cabe la posibilidad); en la defraudación en los impuestos, no.
Su mujer se libró echando por tierra tantas décadas de lucha por la liberación femenina (no sé, no me enteraba, esas cosas las lleva mi marido, firmaba lo que me ponían, confío plenamente en mi marido…). Él no, fue condenado, y en su recurso ante el Supremo ha alegado que fue sólo un amigable componedor, y que actuó con la conciencia de que todo se hacía correcta y legalmente.
Yo que él, llevaría la conciencia al taller, porque la tiene un poco averiada. No será ilegal, pero firmar como el duque em-palma-do es de todo menos correcto.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

miércoles, 30 de agosto de 2017

Mordiendo la mano que les da de comer…

…o, al menos, eso es lo que parecía de primeras, cuando a principios de mes saltaba la noticia de que las juventudes de los clicks de Famobil se dedicaban a pinchar las ruedas de las bicicletas para turistas y amenazaban con más ataques.
En principio, todo daba a entender que se trataba de una muestra más de ese aldeanismo del que siempre han hecho gala los regionalismos de ultraizquierda en España, convencidos de que su región es el ombligo del mundo, que si no han llegado a más es por culpa de la malvada España y que, dejados a su albur (esto es, ellos solos, sin visitantes del exterior), serían capaces de crear poco menos que un paraíso (laico, por supuesto) en la Tierra.
Contra estas actuaciones vandálicas clamaron los empresarios de la Ciudad Condal (la pela es la pela, venga de donde venga, aunque sea del extranjero), que pidieron a la bruja Piruja que atajara de raíz los ataques al turismo. Petición que oscilaba entre la hipocresía y la inutilidad total: ésta, porque si de alguien está cerca ideológicamente (entiéndase, de boquilla, que una vez ha aposentado su tafanario en la poltrona, a ver quién la aparta de ahí) la primera edil barcelonesa es de esos antisistema que buscan vivir del sistema lo antes posible (aunque sea convirtiéndose ellos en el sistema); aquélla, porque fue un sector del empresariado –en concreto, el ramo hotelero- el que primero empezó a fastidiar la cosa.
En efecto, los pisos turísticos nacieron porque las moratorias de los gobiernos municipales del cambio (los de vamos a cambiarnos por los que están) a la construcción de nuevos establecimientos hoteleros provocaron que, ante la limitación de plazas hoteleras, surgiera este tipo de oferta. Oferta que no le hace la competencia directa (al menos, no completamente) a los hoteles, porque son otro tipo de servicios los que ofrecen. Pero, mirando únicamente por su bolsillo, los empresarios hoteleros promovieron que se cercenara el derecho de propiedad privada, ya que, si yo tengo un piso, puedo alquilárselo a quien me pete, por el tiempo que me pete y con la finalidad que me pete, siempre y cuando no infrinja la Ley. Esto se unía a las críticas, fundadas o no, de asociaciones vecinales que se quejaban de que con los pisos turísticos aumentaba el precio de los alquileres, al tiempo que crecía el nivel de ruido y molestias.
Otra cosa es que, por presiones del lobby hotelero, se cambie esa Ley, y además en cada sitio de una manera. Tan es así, que hasta el Defensor del Pueblo (aunque ya sabemos el caso que le hacen a la pobre institución) se ha posicionado a favor de los pisos turísticos, criticando las restricciones autonómicas y proponiendo establecer directrices fiscales claras al alquiler de viviendas turísticas.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

martes, 29 de agosto de 2017

Un camino inesperado

Compré este libro porque un amigo -mejor persona que yo, y seguramente mejor católico también-, sabedor de mi afición por Tolkien, me lo recomendó. Cuando empecé a leerlo, le dije a mi padre: acabo de empezar un libro que es una exégesis de 'El señor de los anillos' desde el punto de vista católico; una de dos, o me resulta un truño o me lo ventilo en un pis pás. No ha sido ninguna de las dos cosas, pero ha estado más cerca de la segunda.
Quizá mi fe sea menor que la del autor, probablemente porque se ha visto sometida a menos pruebas (no es que lo desee) y, por lo tanto, no se halla tan bien templada como la suya. Sin embargo, se agradece esta extensa exégesis de la novela (y no trilogía, don Diego; otra cosa es que se publicara en tres tomos por aquello de a ver cómo logramos vender un tocho de este tamaño en plena posguerra), en la que uno va descubriendo el mensaje que Tolkien nos dejó (o que el autor dice que Tolkien nos dejó; no es que no me fíe...) en los lugares más inesperados de mi libro favorito.
Como he leído en alguna parte, un libro imprescindible si eres católico, te gusta Tolkien o ambas cosas a la vez.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No tan mayoría, no tan silenciosa


No sé si son los biempensantes, los ilusos o los pánfilos, pero se suele hablar de la mayoría silenciosa en Cataluña (como se hablaba, supongo, aunque no lo recuerdo, de lo mismo en Vascongadas… y si no se hizo, los adalides del buenismo perdieron una ocasión de fábula) como aquella parte de la sociedad que, aunque mayoritaria, no se opone y calla ante las algaradas vocingleras de los antisistema, secesionistas y demás.
Que nunca han obtenido una mayoría real en ningún comicio que se haya celebrado, sea del tipo que sea: quizá sí en escaños, o en porcentaje de voto emitido: el caso más clamoroso fue el del sedicioso estatuto, cuando el sí obtuvo el ochenta por ciento de los votos emitidos… que fueron apenas el treinta por ciento. Es decir, que sólo uno de cuatro catalanes con derecho a voto dijo que le parecía bien aquel engendro jurídico.
O sea, que los que se quieren ir son menos, pero hacen mucho ruido. Y los demás, para no discutir (supongo, porque pensar que lo hacen por cobarde interés resulta bastante deprimente), consienten que les arrastren con ellos al precipicio al que, visto desde aquí, parece que se encaminan derechitos.
A finales del mes pasado, un numeroso grupo de apenas un centenar de secesionistas (sección clicks de Famobil) se concentró frente al cuartel de la Guardia Civil en Barcelona para protestar por algo (podría averiguar por qué leyendo la noticia, pero la verdad es que no me apetece; además, aplicando la doctrina Mafalda, sé de seguro que voy a estar de acuerdo con ese algo, es decir, en contra de los cuperos). Lo más gracioso es que se encontraron frente a ellos con otra concentración que les plantó cara, en una proporción de dos a uno.
Para remate, parece que los doscientos eran de grupos de extrema derecha, con lo que, dado que esa ideología es (teóricamente) minoritaria en España, resulta que la mayoría mayoritaria sigue con la boca cerrada a cal y canto. 

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

lunes, 28 de agosto de 2017

Eh, lobito, que se te cae la piel de cordero

Cuando los perroflautas devinieron delinquidores y se dedicaron a ocupar las plazas públicas, coartando así el derecho a la libertad de movimiento de los demás, proclamaron a los cuatro vientos, además de su escasa higiene corporal, que aquello era verdadera democracia, que los políticos de la casta no les representaban, y que allí se podía debatir de todo.
Sin embargo, ya en aquellos (no tan) lejanos tiempos se podía vislumbrar el verdadero carácter ideológico de aquella chusma. No eran libertarios, ni en el sentido estadounidense (una especie de liberales extremos, para entendernos) ni en el europeo (una forma fina y delicada de referirse a los anarquistas): eran, simple y llanamente, marxistas o, por decirlo más claramente, comunistas. Más habituados a las nuevas tecnologías y las nuevas formas de comunicación que sus correligionarios castizos, que en aquellos lejanos tiempos les apoyaban y buscaban servirse de ellos, pero comunistas al fin y al cabo.
Andando el tiempo, y metida ya la patita en las instituciones (y también la zarpa y el tafanario, no nos engañemos), estos neocom se han ido quitando la careta, esa careta que tampoco es que ocultara demasiado, la verdad. Tras deglutir a quienes se encontraban a su derecha inmediata (los paleocom de los que antes he hablado), avanzar inexorables pretendiendo fagocitar el premio mayor, el cada vez más decadente partido socialista. Y mientas, además de abrazarse a dictadores (de izquierdas) y teocracias homófobas, van exteriorizando las formas, modos y maneras que cualquier autoritarismo, y más los de izquierdas (que ha sido más y han gobernado, y gobiernan, y han asesinado, y asesinan, a más seres humanos que los de derechas), han tenido desde siempre.
La penúltima ha sido decidir que se inhabilitará a aquellos militantes que filtren datos comprometidos. Algo que, en teoría, no debería suceder, puesto que, como todos sabemos (porque ellos mismos se encargan de decirlo con todo el cuajo del mundo), la gente de izquierdas es genéticamente incapaz de hacer algo malo.
Después de todo, los filtrantes no se deberían quejar: no hace tanto tiempo que a esa gente se les purgaba… y no hablo en sentido digestivo, precisamente.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

domingo, 27 de agosto de 2017

Este camino ya nos lo conocemos

Con la pérdida del gobierno de la comunidad autónoma valenciana por el PP, y la llegada al mismo de la patulea de izquierdas –el PSOE ya gobernó la región en los lejanos tiempos de Juan Lerma, pero ahora está apoyado por regionalistas de izquierda y neocom-, está repitiéndose, corregido y aumentado, el mecanismo que se lleva aplicando en Cataluña desde hace cuatro décadas ya.
Es decir, primero se potencia lo regional como opuesto a lo nacional (español). Luego, se dictan normas que buscan dar una cobertura jurídica a esa discriminación. Posteriormente, los tribunales (tanto da que sean los regionales o los nacionales) anulan las disposiciones discriminatorias con el español. Ya sólo queda un paso: que las autoridades regionales se pasen por el epidídimo (ya sé que la forma fina de referirse al forro de los cojones sería escroto, pero de momento mantengo la incorrección porque, a efectos prácticos, el resultado es el mismo: los delinquidores hacen lo que les peta) esas resoluciones judiciales.
Lo más triste, quizá, es que –aunque en este caso concreto la lengua afectada es el valenciano, y no el catalán- ni siquiera lo hacen como potenciación de una identidad regional valenciana, sino como seguidismo de las políticas hispanófobas de Cataluña (lo mismo que en Baleares). Es decir, sobre malvados, trabajan además para otros.


¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

sábado, 26 de agosto de 2017

Acabáramos

La corrección política (la llamada corrección política) es uno de los mayores males de la sociedad actual, y lleva a la gente a decir muchas cursiladas, cuando no directamente estupideces.
Dejemos aparte lo de todos y todas. En los obituarios, por ejemplo, la gente se muere siempre de una perífrasis (yo que creía que todos nos moríamos porque se nos paraba el corazón… es lo que tiene haber estudiado Derecho, y no medicina): de una larga enfermedad (Alzheimer), de una dolorosa enfermedad (cáncer) o repentinamente (un ataque al corazón). O en el caso de los atentados de la semana pasada, los locutores dijeron en varias ocasiones que los terroristas habían sido reducidos por la policía; cuando otros locutores dijeron más claramente que habían sido abatidos (perifrástico, pero algo menos) pude llegar a la conclusión de que habían sido reducidos, sí… pero a cero.
Y luego está el tema de los críticos de arte, singularmente los literarios y los cinematográficos. En los primeros el caso paradigmático es el de la edición políticamente correcta de la inmortal obra de Mark Twain, Huckleberry Finn: como ahora está mal visto llamar negro a un negro, pero hace ciento cincuenta años no, se elimina la palabrita todas y cada una de las veces que aparece (y creo que son más que unas cuantas), con lo que se obtiene una versión políticamente correcta… y lingüísticamente anacrónica.
Entre los segundos el último caso (de momento) es el del crítico de USA Today, que señala como fallo del Dunkerque de Christopher Nolan que hay pocas mujeres y pocos negros. Tanto da que en el episodio histórico en cuestión probablemente hubiera pocos negros (cada vez que oigo lo de subsahariano pienso inmediatamente en Pieter Botha, porque es difícil ser más subsahariano que un sudafricano, aunque seas blanco… salvo que seas un pingüino, claro está) y aún menos mujeres: Nolan tendría que haberlos colocado para no herir sensibilidades.
Claro, que de haberlo hecho, el crítico probablemente diría que había pocos homosexuales, pocas lesbianas, pocos transexuales, pocos enanos (perdón, acondroplásicos) y pocos de muchas otras categorías.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

viernes, 25 de agosto de 2017

Arramblando por la rambla

Otra de las cosas en las que los necionanistas catalanes concomitan (pensaba que el verbo no existía, pero resulta que sí… aunque la RAE ya no lo recoge… y además quiere decir casi lo que yo quiero implicar) con la izquierda en general es su postura a la hora de (lo que ellos llaman) negociar: se resumen en lo mío es mío, y lo tuyo vamos a discutirlo. Eso, cuando no se apropian directamente de lo de los demás.
Es el caso, por ejemplo (hablo de memoria), del archivo de la Corona de Aragón, que se encuentra sito en Cataluña (en concreto, en Barcelona); repárese en que habla de Corona de Aragón, no Corona Catalanoaragonesa, como proclaman machaconamente los necionanistas fabulando una Historia que nunca fue. Es el caso también de los papeles del Archivo sobre la Guerra Civil, que el nefando Rodríguez les entregó y de los que se llevaron los que (teóricamente) les correspondían… y todos los demás con los que pudieron arramblar, ya que estaban. Es el caso, otrosí digo, de las obras de arte de la Franja (la zona de Aragón que limita con Cataluña), de las que la Generalidad se ha apropiado, supongo que con la connivencia de la jerarquía eclesiástica de Cataluña (puesto que son regionales, ya no son católicos, esto es, universales).
Y es el caso –por fin llego al meollo de la entrada- de las obras de arte del Monasterio de Sijena, que aterrizaron en Cataluña tiempo ha –por lo visto, tras un incendio en el monasterio- y que la Generalidad se niega a devolver, poniendo excusas tan flojas como que necesita tiempo para estudiar el expediente… un tío que lleva un par de décadas metido en la cuestión. Aragón (el gobierno aragonés, se entiende, no todos los maños a una) pidió que se procediera a la incautación judicial de los bienes en cuestión, a lo que los catalanes (de nuevo me refiero al gobierno regional de la esquinita de arriba a la derecha según se mira el mapa) no sólo desobedecieron la resolución judicial y no devolvieron las cuarenta y cuatro piezas, sino que además se pusieron farrucos y proclamaron que tendrán que ir con la Policía Judicial y cargarlas.
Lo más gracioso es cuando dicen que la Audiencia Provincial reconoció días antes que el consorcio del Museo de Lérida es el depositario de las obras. Pues bien, según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, depósito es el lugar o recipiente donde se deposita algo, y depositar es poner bienes u objetos de valor bajo la custodia o guarda de persona física o jurídica que quede en la obligación de responder de ellos cuando se le pidan. En un sentido más jurídico, el contrato de depósito es el acuerdo destinado a procurar la guarda y custodia de una cosa mueble ajena, que impone a quien recibe dicha cosa la obligación de devolverla en cuanto lo requiera la persona que hizo la entrega.
Repárese en lo de la obligación de devolverla. Lo mismo el diccionario del catalán tiene una coletilla que dice algo como salvo que el depositario sea Cataluña, en cuyo caso res de res.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

jueves, 24 de agosto de 2017

Ex aspirantes exasperados

Sucedió hace ya tanto (un mes, prácticamente) que igual a algunos (a mí, casi) ya se les había olvidado que el presidente del Gobierno tuvo que ir a declarar como testigo. Dado que es de derechas (huy, perdón, de centro reformista… o como se definan ahora), y no goza por tanto de esa superioridad moral que la izquierda se ha concedido a sí misma, no había peligro de estigmatizarle, escusa que hace un cuarto de siglo se puso para que otro presidente del Gobierno, de izquierdas esta vez, no tuviera que declarar.
Rajoy adoptó lo que podríamos llamar una postura infantil (de infanta), en el sentido de que sus respuestas eran del tipo no sé, no me acuerdo… Y cuando concretaba era peor… peor para el abogado que le interrogaba, claro, porque sacaba a relucir la retranca gallega y exasperaba al letrado de la acusación. Aunque no fue el abogado el único exasperado…
Se exasperaron los propios populares, que manifestaron que el acusador había perdido los papeles y había sido impertinente hasta el extremo. Se exasperó Pdr Snchz, que exigió la dimisión de Rajoy (visto que es incapaz de concitar los suficientes apoyos parlamentarios, por no hablar de los electorales, para echarle, parece que intenta convencerle de que se vaya él solo) y rechazó su comparecencia. Se exasperó Junior, que sintió vergüenza de los chascarrillos y la chulería de Rajoy… y eso lo dice un tipo que tiene el ego, según propia confesión, a la altura de la estratosfera.
El único que no se exasperó fue el presidente del Gobierno. Dos de los exasperados acordaron pedir su comparecencia urgente para hablar de la trama Gurtel. Yo, la verdad, no sé qué esperan que diga, salvo torearles a ambos (perdón, se me olvidaba que Sin vocales no es parlamentario… pobrecito), pobres pardillos sin dotes oratorias.
Tan urgente no debía ser: ha pasado un mes y aquí seguimos, tal cual…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

miércoles, 23 de agosto de 2017

Aplaudo su decisión

En general, discrepo de todas y cada una de las medidas propuestas y las decisiones tomadas por Pablo Iglesias Turrión, Junior para los lectores de este blog. Discrepo de ellas antes todavía de conocerlas, antes incluso de que las proponga o las tome. Así de radical es mi animadversión por semejante individuo, su ideología y su partido.
En general, salvo en un caso. Porque cuando leí la noticia de que había recuperado a Iñigo Errejón para que gane la comunidad de Madrid, no pude por menos de aplaudirle (interiormente, faltaría más, no fuera la gente a darse cuenta, por ponerme a batir palmas así de repente, de que me falta un tornillo… o más de uno).
La izquierda –no hablemos ya los comunistas-, desde hace un cuarto de siglo ya, no ha ganado en la comunidad de Madrid ni en el municipio más importante de la misma. El partido más votado, con diferencia (mayor en la comunidad que en la capital), ha sido el Partido Popular o, como le gusta decir al progretariado, la derecha. Sólo cuando el Partido Popular –y, tras las últimas elecciones, el Partido Popular y Ciudadanos- no ha logrado la mayoría absoluta ha tenido la izquierda acceso al poder.
Así ha ocurrido en el ayuntamiento de la Villa y Corte, donde la suma de neocom –entonces se podría alegar que doña Rojelia no era Podemos, como hizo alguna persona que conozco; hoy ya no caben disfraces, caretas ni disculpas- y socialistas obtuvo un escaño más que la de populares y naranjitos. Como tal circunstancia no se dio en la comunidad, y naranjitos y neocom son como el agua y el aceite, la elección de Cristina Cifuentes como presidente regional era la única alternativa viable a una repetición de elecciones.
Con el político dotado del don de la bilocación (cobrar una beca en Andalucía estando en Madrid no es algo al alcance de cualquier mortal) no cabe llamarse a engaños: es tan neocom que optó a tomar el poder en la formación morada. Perdió y le defenestraron parlamentariamente mandándole unas cuantas filas para atrás (quizá para que el líder único pudiese hacer manitas discretamente con su churri actual).
Resumiendo: creo que, con Errejón de candidato (o con cualquier otro, ya puestos), los neocom no tienen la más mínima oportunidad de ganar la comunidad. Por ello, apoyo incondicionalmente a Junior en esa designación (eso es dedocracia interna, y lo demás son tonterías…).
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

martes, 22 de agosto de 2017

Por la boca muere el merluzo

Alguien dijo que es mejor callar y dejar en la duda de si es estúpido o no, que hablar y disipar la incertidumbre. Los necionanistas catalanes no dejan pasar la ocasión de dejar pasar la ocasión de disipar dudas… o quizá es que yo soy muy malo y me dedico a sacarle punta a cualquier desliz mínimamente anfibológico. Pero claro, de algo tengo que hablar en este blog, ¿no?
Hace cosa de un mes, en el vigésimo quinto aniversario de los juegos olímpicos (y no de la olimpíada: olimpíada es el periodo de cuatro años que hay entre dos juegos consecutivos, que realmente se llaman juegos de la olimpiada tal de la era moderna), Su Majestad el Rey apeló a la unidad de España recordando cómo toda España se volcó para hacer que aquella celebración fuera un éxito. Y lo fue, porque aquellos juegos han quedado como el paradigma de cómo deben ser unos juegos olímpicos.
En su alocución, Cocomocho dijo que habían sido el reflejo exacto de la forma de ser y de actuar de Cataluña. Si por Cataluña entendemos nacionalistas catalanes (ya sabemos que éstos no consideran catalanes a los que no piensan como ellos o, dicho de otra manera, que ellos se identifican con Cataluña y a Cataluña con ellos), el político del corte de pelo imposible dijo una verdad tan grande como el templo de la Sagrada Familia: porque aquellos juegos fueron resultado del esfuerzo de toda España, pero Cataluña (y, en concreto, Barcelona) fue quien sacó los réditos materiales y quien se ha apropiado del mérito… todo ello, mientras desde las instancias oficiales (recordemos al hijo de Jorgito Polluelo y sus pancartitas) se abominaba del país que estaba ayudándoles.
Si es que es mejor quedarse calladito…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

lunes, 21 de agosto de 2017

Tres ejemplos más de sectarismo

De verdad que resulta difícil decidir si publicar o no las (aparentemente) inacabables muestras de miseria moral que necionanistas y neocom se dedicar a perpetrar, ahora con motivo de los atentados (atentados, Alberto Garzón, y no atropellos; será que como estás de luna de miel, no puedes estar a dos cosas a la vez… eso, o que tu conciencia, o el pedrusco que sea que tienes en su lugar, no te da para nada más) en Cataluña de la semana pasada.
Y decidido el comentarlos (evidentemente), también resulta complicado si hacerlo por orden de aparición ante el micrófono (con lo que esta entrada no aparecería hasta el 15 de Septiembre), o saltarse a la torera el orden establecido y cambiar el FIFO por el LIFO (o, en español, el EPSP por el EUSP), siquiera por una sola vez.
Todavía queda una decisión más, que es la de darles una entrada extra (duplicando así la cadencia diaria) o hacer correr todas las demás. Como estaréis leyendo esto (típico caso de ¿suena un árbol al caer si no hay nadie escuchando?), ya sabréis que he dedicido comentarlo, saltarme el orden establecido y duplicar la cadencia.
Seré breve, porque no merecen más y porque los hechos se comentan por sí solos. Primero, los neocom pamploneses se niegan a condenar los atentados en Cataluña. Leído el artículo (algo que no pensaba hacer, pues no quería saber sus motivos, pero me picó la curiosidad), resulta que las razones que esgrimen no son ideológicas, sino de (llamémosle así) escrúpulos morales. Resulta que rechaza de forma contundente los atentados que han dejado catorce muertos en Barcelona y Cambrils pero no los condenan. Aseguran que no utilizan la palabra condena porque no se pueden erigir en jueces. En una nueva muestra de esa esquizofrenia ideológica a la que tan aficionada es la izquierda, el grupo de Podemos en la asamblea legislativa de Navarra sí que ha condenado los atentados de Cataluña en una declaración institucional que ha contado con el apoyo unánime de todos los grupos parlamentarios.
Luego están los antisistema catalanes (la troupe de Famobil, podríamos decir), que llaman hipócrita a Su Majestad el Rey, le acusan de financiar el terrorismo islamista (supongo que por aquello de que España mantiene relaciones comerciales con las monarquías árabes, que a su vez, Arabia Saudita especialmente, financian el salafismo, que es lo que enardece a los asesinos islamistas) y se niegan a acudir a la manifestación que por lo visto va a haber el próximo Sábado si acuden el Rey o el presidente del Gobierno (de España, naturalmente). Se ve que de eso de estar todos unidos, nasti de plasti, ni aunque les vaya la vida en ello.
Y, finalmente, tenemos a un tal Antonio Puigverd (¿Puigverde?), articulista de La Vanguardia, que acusa a los medios capitalinos de utilizar los atentados en Cataluña para hacer política. Tras las habituales cursiladas (más allá de los formales lamentos y de las declaraciones de condolencia, constato cierta frialdad española ante los ataques terroristas en Cataluña, echa de menos gestos emotivos en los balcones y plazas de España y no le satisface la solidaridad en las redes sociales). Para este muchacho (es un decir), la agria batalla política no ha pasado en vano, y aunque reconoce que ha sido estúpido el recurso a la demonización de España durante años y años, resulta que tampoco han pasado en vano las críticas constantes que la política catalana ha recibido por parte de la España mediática y política. En un ejercicio de sectarismo, pide a sus compañeros de Madrid que no señalen tan sólo la aportación catalana a la gran desavenencia. No, sin antes miraros al espejo y denunciar la persistente catalanofobia, para acabar diciendo que Instrumentalizasteis la tragedia para conseguir rendimiento político.
Pasando por alto que si alguien ha instrumentalizado los atentados para conseguir rendimiento político han sido Cocomocho y la bruja Piruja, es como decir que la culpa de la Segunda Guerra Mundial la tuvieron los británicos tanto como los nazis, porque éstos pegaron el primer golpe, pero aquéllos, malvados ellos, se lo devolvieron.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

Detritos subhumanos

Esta entrada se salta el orden habitual, ya que por debería salir dentro de casi un mes. No quería dejar pasar tanto tiempo sin comentar la estulticia sectaria de los necionanistas catalanes incluso en un tema tan serio como el del atentado islamista; pero tampoco quería dedicarles una entrada fuera de orden (esto es, adicional a la del día). Por otra parte, el colarles supone en cierto modo darles una importancia que no se merecen; pero, de nuevo, el dejarlas en su sitio supondría perder la inmediatez que creo requiere. Así que… ahí va.
En realidad, todo se resume en que los secesionistas catalanes son una panda de miserables, unos asquerosos despojos humanos. Aunque su afán de independencia fuera legítimo –que, para mí, no lo es-, el anteponerlo a cualquier otra cosa, incluido el supuesto de un atentado, buscando sacar tajada política del mismo, demuestra la ínfima catadura moral de estos seres.
A ellos no les importa que su afán de protagonismo provoque un caos operativo e informativo, con tal de mostrar al mundo una Cataluña independiente de facto. Como no les importa hacer el ridículo al distinguir entre víctimas catalanas y españolas (es decir, españolas no catalanas) cuando, hoy por hoy, todos y cada uno de los catalanes, les guste o no, son españoles. Y más allá de los Pirineos es algo que tienen meridianamente claro, porque cuando en Estados Unidos han querido mostrar su solidaridad, han usado los colores de la bandera española, lo que les ha acarreado la bronca del grupito de la click de Famobil (ya me dirás tú lo que les importa a los yanquis lo que piensen o puedan dejar de pensar ese grupo de desgraciados). Tampoco les importa perseverar en la inseguridad descartando la colocación de bolardos, a pesar de la instrucción de la Policía Nacional, si con ello demuestran su independencia de criterio.
Afortunadamente, por ahí fuera tienen las cosas más claras. En ese país al que se quisieron unir la última vez que pretendieron separarse de España, un periódico de tirada nacional le ha recordado a Cocomocho que para luchar contra el terrorismo debe respetar la legalidad.
A buen ceporro se lo han ido a señalar, si ni siquiera es capaz de respetar las reglas del sentido común…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

domingo, 20 de agosto de 2017

Así de sencillo, así de claro

Decía hace dos días (y hace dos años también) que el caso de los islamistas radicales en Occidente (y en Europa en concreto) es parecido al que Méjico tuvo hace casi dos siglos con Tejas. Sin embargo, la misma noche en que publiqué (por segunda vez) la entrada, a punto de dormirme (es cuando me suelen venir las mejores ideas, cuando dejo vagar libremente los pensamientos) tuve una revelación (por así decirlo): no es como el caso de Davy Crockett y compañía, sino más bien como el de los bárbaros y el Imperio Romano.
Por indolencia, por comodidad, por pereza, por lo que sea, el hecho es que hemos permitido que el enemigo –puesto que eso es lo que son, y no me cansaré de repetirlo- se instale dentro de nuestras fronteras. Y no acomodándose a nuestras costumbres, sino conservando las suyas propias, costumbres que, en un alarde de estulticia suicida, algunos proclaman que hay que respetar como una muestra de tolerancia. Perdón por el símil, pero es como si a la víctima de una violación (o de cualquier otra agresión, para no correr el riesgo de herir sensibilidades) se le pide tolerancia con su agresor. Un poco fuerte la comparación, quizá, pero así es como veo la cuestión.
No lo ven así los de la extrema izquierda, cuya aversión a ese Occidente en el que tan bien (y también) viven corre pareja a la de los fanáticos de la media luna. Son esos que hablan de atropello para no decir atentado, o que consideran que se trata de terrorismo fascista fruto del capitalismo, o que no acaban de implicarse en los pactos antiterroristas, o que piden comprensión para con los terroristas. Quizá piensen que los asesinos pueden ayudarlos en su asalto al cielo, como el cursi de la coleta llama a alcanzar el poder, para luego desecharlos; quizá piensen aquello de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Nada más lejos de la realidad: para los islamistas (y con este nombre no me refiero a los musulmanes en general, sino a los radicales de entre ellos… aunque el Islam parece ser, de las tres grandes religiones monoteístas, la más proclive a una interpretación radical, al menos en nuestros días), todo los que no piensen como ellos son infieles, y por lo tanto no tienen más alternativa que convertirse o morir.
Por lo tanto, la manera correcta de tratar con estos asesinos es la que se ha aplicado en Cambrills: se les da el alto y, si no se detienen, se les apiola convenientemente. O, por citar a Tolkien, se les mata, se les mata muertos, si ustedes me entienden.
Para terminar, dos cosas: está muy bien gritar eso de no tenemos miedo, aunque sea una mentira más grande que la Sagrada Familia, porque a esta gente hay que temerla (y la tememos), aunque nunca debemos permitir que ese temor nos domine; y tenemos que ganarles, no porque seamos mejores (que lo somos), como he leído en un editorial, sino porque no nos queda otra alternativa. O les ganamos, o estamos muertos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

Los papeles póstumos del Club Pickwick

Adquirí este libro, supongo, por ese afán completista que tengo, además de por haber leído en alguna parte una crítica favorable. Y ataqué su lectura con una cierta prevención, porque más de mil páginas de Dickens parecían muchas páginas… y mucho Dickens.
Sin embargo, me he llevado una agradable sorpresa. No hay en toda la obra nada del melodrama (o del melodramón) que estoy acostumbrado a encontrarme en las obras del autor victoriano, y sí mucho del humor que resulta esporádico en el resto de su obra (al menos, de la que yo he leído). Hay villanos, claro, pero son los menos y resultan villanos de medio pelo, por así decirlo; en la mayor parte de los casos no reciben el justo castigo a su perversidad (expresión que no es mía, pero que no recuerdo dónde leí… porque la leí en alguna parte, hace ya mucho tiempo); en la mayor parte de los casos, el castigo se limita a recibir uno o dos puntapiés (aunque en uno de los casos, no el del más perverso, son más bien varias docenas de puntapiés). Hay también descripción de la cárcel por deudas, escenario éste que Dickens conocía por experiencia personal; pero éste parece ser el único reflejo autobiográfico en toda la obra. Vamos, que Dickens enganchó a sus lectores con esta historia bienhumorada y caricaturesca, para pasar después a endilgarles folletines lacrimógenos uno tras otro, salvo alguna excepción que ahora no alcanzo a recordar.
Ha sido, pues, una agradable lectura que me ha acompañado durante las vacaciones y la vuelta al trabajo. No se ha hecho en absoluto largo, y uno casi lamenta que el señor Pickwick, el fiel Sam Weller y todos los demás personajes no nos acompañaran durante otras mil páginas… por lo menos.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

Un par de hostias bien dadas y se acababa la tontería

Hablaba ayer de la permisividad de los gobiernos de España con lo que ha ocurrido en Cataluña en las cuatro últimas largas. Ante semejantes muestras de complacencia, hasta los espíritus más puros y abnegados encontrarían difícil evitar ensoberbecerse o, por decirlo más llanamente, volverse unos macarras. Y los necionanistas catalanes serán muchas cosas, pero no puros o abnegados. Más bien todo lo contrario, así que la chulería estaba cantada.
Hace casi un mes –el retraso en comentarlo es cosa del amontonamiento de entradas durante el verano, qué se le va a hacer… y eso que publico una al día- tuvimos dos muestras palmarias. La primera fue la de Cocomocho, que afirmó (y se quedó tan ancho… como ancho es su vicepresidente, del que luego hablaré) que no aceptaría una posible inhabilitación del Tribunal Constitucional porque sólo la asamblea legislativa le puede suspender. Es decir, que no sólo declara de facto la separación de España (al menos, la suya propia, si no la de toda Cataluña) sino que, además, pasa de cualquier resolución judicial, incluidas las de los órganos jurisdiccionales catalanes. La inmunidad parlamentaria llevada al su máxima expresión o, al modo del Generalísimo, que sólo se considera responsable ante Dios (y, en su defecto, la Moreneta) y ante la Historia.
Para acabar de redondear la broma, añadió que el Gobierno catalán no hará campaña en favor de la independencia. Hombre, el Gobierno en su conjunto quizá no (está por verlo), pero apostaría duros contra pesetas a que todos y cada uno de sus miembros (los que para entonces no hayan purgado) sí que la harán.
Y luego está el caso del estrábico con sobrepeso (el ancho vicepresidente al que antes me refería) que, requerido por el Gobierno de España para que entregara la lista de interventores de la Generalidad (al objeto de fiscalizar la ejecución del Fondo de Liquidez Autonómica y evitar que el referéndum se costee a base de fondos públicos), se negó (con la peregrina excusa de que esos controles adicionales afectarían negativamente en el pago a proveedores de los servicios sociales; sólo a ellos, por lo visto: el cobro de las dietas y otros emolumentos parece que no se verán afectados). En lugar de los interventores, serán los propios consejeros quienes se encargarán de certificar las peticiones de información del Gobierno, que abarcan más de cien entes autonómicos.
Es lo que pasa con los niños malcriados. Se les consiente, se les consiente, y cuando uno quiere plantarse ya es demasiado tarde. Un par de azotes bien dados a tiempo y se acababa la tontería, hombre…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

sábado, 19 de agosto de 2017

No hay huevos

Una de las razones de que las cosas en Cataluña estén como están es que absolutamente todos los gobiernos de España durante los últimos cuarenta años han permitido a los partidos regionalistas de esa comunidad autónoma, so capa de la gobernabilidad (desde mi punto de vista, sería más correcto decir gobernación o gobernanza, pero ese es otro asunto) de España, hacer y deshacer a su antojo, manejando aquello como un cortijo y consintiendo todos los caprichos y dispendios que se les pasara por la cabeza.
Ha dado igual que en el palacio de la Carrera de San Jerónimo el partido del gobierno tuviera mayoría absoluta por sí mismo o precisara de apoyos parlamentarios: siempre, siempre, se ha dejado hacer a convergentes y republicanos de izquierda lo que les ha petado: robar a manos llenas, incumplir las normas, entrevistarse con terroristas y pactar la no comisión de asesinatos en la región, cercenar los derechos de los que no piensan como ellos… La indignidad llegó al extremo de afirmar el candidato a presidente del Gobierno de España que hablaba catalán en la intimidad: si lo hace de forma tan manifiestamente mejorable como su cónyuge la lengua de Shakespeare, estoy por apostar que en la intimidad se entienden en la de Cervantes.
Por eso, cuando uno lee que el Gobierno cortará el acceso al Fondo de Liquidez Autonómica a Cataluña si no certifica que no destina fondos al referéndum, uno no sabe si reír o llorar. Porque los necionanistas no se van a molestar en disimular (demasiado) ese destino de su (nuestro) dinero… y porque el Gobierno seguirá financiándolos.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

viernes, 18 de agosto de 2017

¿A quién creemos?

Cuando, planteada una cuestión, se mantienen dos posturas contrapuestas, a un observador externo (en realidad, todos los observadores son externos: quiero decir a alguien que no esté implicado directamente en la controversia) se le plantea la tarea de dilucidar cuál de las dos partes está diciendo la verdad y cual miente como una bellaca.
Pero si una de las partes es un cuerpo con casi dos siglos de historia, respetado por todos los españoles de bien y que ha dado tales muestras de abnegación, sacrificio y afán de servicio que es conocido por antonomasia con una sola palabra que significa digna de galardón, mientras que la otra es representante de otra organización que se ha dedicado a saquear una de las regiones más ricas de España al tiempo que se envolvía en unos colores que ni siquiera son suyos, todo eso mientras falsean la Historia, coquetean con asesinos terroristas y se saltan a la torera toda norma jurídica que les pete, sea propia o ajena… entonces, en ese caso no hay mucho lugar a la duda.
Así pues, ¿entró la Guardia Civil en las sedes del consejo de gobierno y de la asamblea legislativa de Cataluña o, por el contrario, se les impidió la entrada como proclama el consejero de Presidencia del citado consejo de gobierno?
Yo, la verdad, tengo meridianamente claro, cristalino, diáfano, a quién creo y de quién no me fío ni un pelo…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

jueves, 17 de agosto de 2017

No aprendemos

Lo escribí hace casi dos años:
Es la guerra
Y hasta que no lo entendamos todos –ciudadanos y gobernantes, de derechas y de izquierdas, creyentes y ateos, pobres y ricos-, no estaremos en disposición de empezar a hacerles frente. Aunque puede que ya sea demasiado tarde. Porque, al igual que ocurrió con los mejicanos en Tejas a comienzos del siglo XIX, hemos permitido que entren en nuestros países. Peor aún, porque permitimos que no se integren, que permanezcan encerrados en su microcosmos, aferrados a sus costumbres y predicando sus creencias de odio.Hay musulmanes buenos, no lo pongo en duda. Estoy incluso dispuesto a admitir que pueden constituir una mayoría, que los terroristas asesinos y fanáticos no son más que una minoría dentro de la religión que, por mor de su alta tasa de natalidad, experimenta un crecimiento más rápido. Pero mientras haya dementes que sigan creyendo ciegamente en una religión fundada hace milenio y medio por un exaltado pedófilo (le pese a quien le pese, Mahoma se acostaba con niñas) -y mientras haya personas en nuestra sociedad que les sigan el juego-, seguiremos teniendo atentados como los de ayer en París.
Cuanto antes seamos todos conscientes de ello, más oportunidades tendremos de sobrevivir. Si es que tenemos alguna todavía.

Sigue siendo perfectamente válido, sólo con cambiar ayer por hoy y París por Barcelona.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

Siempre hay sitio para un tonto más

Suele decirse que los refranes son reflejo de la sabiduría popular y que, por eso mismo, tienden a acertar. Sin embargo, hay uno que demuestra su falibilidad una y otra vez, y es aquél de que en España ya no cabe un tonto más.
En realidad, falla sólo relativamente, porque los tontos que se van descubriendo ya se encontraban en territorio patrio. Varía sólo, por tanto, la distribución porcentual entre los estultos y los que no lo son, con los primeros en aumento sostenido y, lo que es peor, sin vergüenza ninguna en proclamar a los cuatro vientos su inefable estupidez.
Es el caso del secretario general del SAT, Óscar Reina, que se ha ofrecido a poner urnas para que los catalanes que viven en Andalucía puedan votar en el referéndum. La generosidad de su gesto no se detiene ahí, sino que abarca incluso el proporcionar observadores internacionales andaluces para el butifarrendum.
Y mientras unos engrosan las filas de los cretinos, otros las abandonan o, al menos, ponen de manifiesto el sinsentido de lo que sostienen las mencionadas filas. Me refiero al jefe de los servicios jurídicos de la asamblea legislativa de la comunidad autónoma catalana, que declaró su opinión contraria a la legalidad de la citada patochada electoral.
En la citada cámara, mientras tanto, como quien oye llover…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!