Tardé en darme cuenta de lo mal hecha que está la Constitución de 1.978. buscando satisfacer a los perennes insatisfechos, se cedió en materias en las que nunca se debería haber cedido.
Y uno de los mayores errores fue el sistema autonómico. Siendo la envidia el pecado nacional, la opción de constituirse en comunidad autónoma iba a ser seguida por todas las regiones. De hecho, si no hay más comunidades uniprovinciales (lo que supondría seguir una tradición que arranca en los reinos de taifas y continúa en el cantonalismo de cien años antes de la mencionada carta magna) ha sido porque, por algún extraño designio, Dios seguía velando por España.
Por eso, ahora que se están afrontando algunas de las reformas que España necesita, que se cuenta con una mayoría absoluta suficiente y que quedan más de tres años para las próximas elecciones autonómicas, es cuando debería atacarse la reforma de la organización administrativa de España. Pero Mariano Rajoy, fiel a su costumbre de arriolismo a ultranza, ha señalado que el sistema autonómico no se toca.
Afortunadamente, la Esperanza es lo último que se pierde…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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