El mes que viene habrá elecciones en
Cataluña. En condiciones normales, y dada la situación actual de los dos
partidos nacionales y su actitud durante estos últimos años, cabría pronosticar
que se produciría un resultado semejante al ocurrido en Vascongadas: el PP,
dada su actitud de no molestar al nacionalismo, de resultarle simpático,
continuará la pérdida de votos y de escaños que comenzó cuando Aznar entregó la
cabeza (política) de Vidal-Cuadras a cambio del apoyo de Convergencia y Unión
en el parlamento nacional; el PSOE, dada su tendencia de intentar ser más
nacionalista que los propios nacionalistas, seguirá también con la sangría de
votos que comenzó con el infausto tripartito.
Podría pensarse que el órdago independentista
de Arturito Menos supondría, si no
fuera de farol, que CyU conseguiría unos resultados históricos. Pero a esta
circunstancia se oponen diversas circunstancias: cabe que los más radicales de
los independentistas opten por dejar a los medias tintas de CyU y voten a IRC,
deteniendo así la snagría de votos que éstos vienen también sufriendo desde
hace tiempo; y puede que los no independentistas, asustados por los que puede
venírseles encima si las tesis de Arturito
Menos y Oriol Polluelo triunfen,
open por votar a partidos nacionales, singularmente al Partido Popular, a pesar
de la pacata actitud de Sánchez-Camacho, o (más probablemente) a Ciudadanos o
UPyD. Decididamente, creo que lo único seguro es que estos dos últimos partidos
crecerán. En cualquier caso, nunca se me han dado muy bien los pronósticos
políticos. En tres semanas veremos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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