Fostiatus refleja perfectamente el dicho de tenía mis sospechas de que era estúpido, pero habló y disipó todas mis dudas. Cada vez que abre la boca, es para meter la pata, aunque los efectos no se noten hasta tiempo después. E Ignacio González, que aunque lleva poco como presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid, ha estado bastante a la sombra de Esperanza Aguirre, no ha desperdiciado la ocasión de poner en evidencia al sedicente líder de los socialistas madrileños. En una sesión parlamentaria de la semana pasada comenzó a leer unas frases que contenían un encendido elogio y una ardorosa defensa de la necesidad de la religión en democracia. Los pitos y murmullos no tardaron en alzarse desde los bancos de la izquierda, puesto que el panegírico parecía emanado cuando menos de una sesión de la conferencia episcopal. Pero los abucheos de la izquierda decayeron, abrumados por las risas de la derecha, cuando González reveló quien era el autor de tal pasaje. Era, ni más ni menos… que Tomenos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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