Descubierto el (presunto) fraude que supusieron (entre otros) los siete trofeos consecutivos de Lance Armstrong en el Tour de Francia, la UCI ha decidido suspenderle de por vida y desposeerle de sus títulos. Lo que pasa es que esta decisión no sirve para nada. El tejano ha quedado cubierto de mierda, cierto, pero no menos de lo que han quedado la UCI y el propio Tour, cuyas ediciones de esos años han optado por dejar desiertas, puesto que había tantos corredores pringados con el dopaje que, exagerando un poco (pero sólo un poco), el trofeo habría acabado recibiéndolo, en algunas ediciones, el farolillo rojo.
Hacer las cosas a toro pasado no sirve de nada. Igual que la ceremonia de desagravio a Jim Thorpe no sirvió de nada casi tres cuartos de siglo después de que le despojaran injustamente de sus medallas, marcas y títulos, el quitar ahora a Armstrong sus trofeos tampoco sirve de nada. Todos enmierdados.
Lo único bueno es que Miguel Induráin vuelve a ser el mejor toureador de todos los tiempos… y que se jodan los gabachos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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