Cuando escribí la entrada anterior, no había visto imágenes del mitin de marras. Fotografías sí, claro, en los periódicos, pero nada más. De casualidad me crucé luego con las recogidas de premios de Candela Peña y de Maribel Verdú. En cuanto a la primera, quejándose de que su padre murió en un hospital sin agua ni mantas, la reacción fue que debería quejarse a la Generalidad, que es la titular de los hospitales públicos en Cataluña; podría haberlo hecho, por ejemplo, en la ceremonia de entrega de los Gaudí (ah, si don Antonio levantara la cabeza), esa en la que aprovechó para hablar en español.
En cuando a la Verdú, diciendo sentidas palabras con los ojos húmedos, lo que pensé fue que, al tratarse de actores (la mayoría muy malos), uno nunca puede estar seguro de si hablan sinceramente, con el cabezón en la mano, o de si están actuando. Es más, dado que sus hechos y su actitud vital desmienten de forma tan palmaria sus palabras, es casi seguro que no hablan con sinceridad.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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