El
pensamiento único que impera en los
medios de comunicación catalanes (prensa, radio, televisión) ha comenzado a
resquebrajarse cuando los empresarios, que tan alegremente apoyaron manifiestos
a favor del sedicente estatuto sedicioso, han comenzado a verle las orejas al
lobo de la ruina que supondría abandonar España (y, de rebote y como
consecuencia inmediata, también Europa, entendiendo como tal la Unión Europea).
El
primero fue Lara, cabeza del Grupo Planeta (ay, si su padre levantara la
cabeza…), que dijo que si Cataluña se independizara trasladaría la sede central
a Madrid; ahora ha sido Roures, típico ejemplo de empresario progre (es decir, de los que sólo saben
medrar al amparo del poder y que, dejados al albur de las leyes del mercado,
naufragan estrepitosamente), el que dice que votaría no en un referéndum independentista.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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