De entre los muchos oxímoron que pueblan
nuestra vida cotidianas, el de sindicato
de estudiantes siempre me ha parecido uno de los más llamativos.
En efecto, de acuerdo con el diccionario de
la RAE, sindicato es la asociación de trabajadores constituida para
la defensa y promoción de intereses profesionales, económicos o sociales de sus
miembros, mientras que estudiante
es aquel que estudia, siendo estudiar el ejercitar
el entendimiento para alcanzar o comprender algo o, más específicamente, cursar en las universidades o en otros
centros docentes.
Es decir, y en consonancia con el tópico para
ligar, o se estudia o se trabaja. Lógicamente, pueden hacerse las dos cosas: el
estudiante puede trabajar para obtener un dinero que gastar en sus estudios o
en sus aficiones personales; a la inversa, el trabajador puede estudiar para
mejorar su formación y así poder avanzar en su carrera profesional. Pero, o
bien se es un estudiante que trabaja, o bien se es un trabajador que estudia.
Vemos así que no cabe hablar, en propiedad,
de un sindicato de estudiantes, puesto
que se hace difícil creer que todos ellos trabajen. Es más, en puridad,
bastantes de ellos ni siquiera estudian… No son más que (en mi opinión, y más
cuanto más arriba se asciende en el organigrama) una panda de vagos y jetas que
juegan a hacer política. Como ocurrió hace un par de semanas, en que unos
cuantos delincuentes (delito es hacer apología del terrorismo y la inducción al
asesinato) se dieron un paseíto camino de Sol, encabezados por su líder, Tolay Delgado.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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