El problema con el Gobierno de Mariano Rajoy
no son tanto las reformas que emprende como las que no emprende o, peor, las
que deja de emprender por la presión ciudadana
(debería aprender en esto del PSOE, al que la presión ciudadana le resbala, así
sean dos millones de personas los que se manifiesten en contra del aborto libre
o de la negociación con Eta.
Hace dos semanas tuvimos dos ejemplos de este
rasgo de los maricomplejines: después
de decir que se opondrían a la tramitación parlamentaria de la iniciativa
ciudadana sobre la dación en pago, el PP reculó y votó a favor de permitir dicha tramitación; y, casi a la vez, el ministro de Justicia anunció que reduciría las tasas judiciales.
En ambos casos, si inicialmente estaban en lo
correcto, ¿por qué rectificaron? O si sus posiciones iniciales eran erróneas,
¿por qué las mantenían?
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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