La izmierda
en general, y la callejera en particular, usa una doble vara de medir según
similares comportamientos provengan de sus propias filas o de las de enfrente.
Si son ellos los que chillan, aúlla, intimidan o acosan, se trata de libertad
de expresión y de justa indignación; pero si se les responde, se es un chulo o,
directamente, un hijo de puta.
Viene esto a cuento
de los tuits escritos por Sigfrido Soria, exdiputado del Partido Popular del que hasta ahora no tenía noticias de
su existencia pero que me va a resultar de lo más simpático. En efecto, este
canario ha señalado que si algún perroflauta
le agrediese, la ostia que se lleva ni se
la va a creer; que si algún perroflauta
agrediera a alguna de sus hijas le
arranco la cabeza. Y como, por lo visto, tiene nociones de Historia (algo
que sus detrractores probablemente no sepan ni cómo se escribe), indicó que los nazis pintaban la Estrella de David en
las fachadas de las puertas de los judíos, los perroflautas usan pegatinas.
Eso sí, decir como
dice algún periódico que Los comentarios
de Sigfrid Soria han sacado a relucir el lado menos pacífico, por decirlo de algún
modo, de determinados miembros o simpatizantes de la plataforma liderada por
Ada Colau es quedarse bastante corto: desde decir que Mañana todos a tu casa a tirarte huevos y en una semana te quedas sin
web (este sujeto no debe saber que tirar Twitter –nada menos- va a ser algo
bastante complicado… por muchos huevos que le echen) hasta apostar por una buena manta de palos para dejarlo
aclarao, por chulos (aunque sin precisar si los chulos eran ellos o
Sigfrido, por emular a su homónimo y enfrentarse al dragón escracheador).
Luego están los que
llaman hijo de puta al político por comparar a los manifestantes con los nazis.
Debe ser que si la izmierda llama fascista a alguien es admisible,
mientras que si se establece una comparación entre los manifestantes y los
nazis (tampoco tendría que haberse alejado tanto, ni crnológica ni
ideológicamente: en la Cuba castrista se sigue una política parecida con los disidentes), no.
Naturalmente, Sigfrido ha sido expedientado por su partido. Todo, menos salirse de la corrección política...
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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