Suele decirse que el nivel de una persona se
mide por la talla de sus enemigos. Esto es cierto en el sentido de que aquel
que tiene enemigos de categoría es poseedor él mismo de una cierta categoría,
pero no al revés (esto eso, que no toda persona de categoría tiene rivales de
su talla).
De igual modo, he podido comprobar que el
nivel de un estadista es inversamente proporcional al de los comentarios que le
dedican sus detractores después de muerto. No hay más que ver el que, en
general, le han dedicado las turbas de energúmenos vociferantes a la difunta Lady Thatcher. Con una notable excepción: Glenda Jackson, que ha dicho era una mujer, pero por lo que a mí respecta
no actuó como una mujer.
Probablemente, y lo digo sin conocer a fondo
a la señora Thatcher, ningún comentario le habría gustado más.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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