En general, el progretariado se manifiesta contra algo (contra la reforma laboral,
contra la reforma educativa…), mientras que el sector digamos conservador lo hace a favor de algo (la
vida de los no nacidos, el cumplimiento íntegro de las penas…). Entendámonos,
si se está en contra de algo se está a favor de lo contrario, y viceversa (si
estás a favor del nasciturus estás en
contra del aborto; si estás a favor del cumplimiento íntegro de las penas,
estás en contra de las cesiones ante los terroristas, y así). A lo que me
refiero es al modo de presentar las cosas, de redactar los eslóganes.
Hace un par de semanas hubo una manifestación en Madrid en contra de mantener la regulación del aborto tal y
como está en la actualidad. Dado que se va a producir una reforma de dicha
normativa (o eso dice Albertón el
Gallardín), tiene sentido que los que consideran que el aborto, además de
un pecado, es un crimen, se pronuncien intentando que las cosas se desarrollen
en el sentido de sus ideas. Y el lema escogido no fue Contra el aborto libre e indiscriminado, aunque estuvieran contra
él. No, se manifestaron a favor de la
vida, lo que, además de resultar mucho más positivo, deja claro que se
enfrentan a aquellos que están a favor de la muerte; y de la muerte de los más
inocentes e indefensos, además.
Con ese respeto exquisito a las ideas
de los demás (nótese la ironía, por favor) que caracteriza a los progresoides, sección feminazis, cinco activistas de FEMEN irrumpieron en la marcha por la vida. Lo hicieron como acostumbran, con las
tetas al aire y voceando incoherencias como que su cuerpo es suyo (sí, pero el
del feto no lo es). Afortunadamente, fueron detenidas.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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