Tiene bastante sarcasmo (iba a poner gracia, pero maldita la que tiene; y
luego ironía, pero se queda corto)
que los nacionalistas catalanes participaran en la elaboración de la
Constitución cuando procederían luego a saltársela una y otra vez para acabar
dinamitándola. En esto, los nacionalistas vascos fueron más honestos, puesto
que no participaron en dicha elaboración (aunque luego han procurado sacarle
todo el jugo posible, sin dejar de abominar de la carta magna).
Por otra parte, en la coalición
gobernante en Cataluña siempre han estado bastante delimitados los papeles de poli bueno y poli malo. Este último solía ser el presidente de la Generalidad,
antes Jorgito Polluelo y ahora Arturito Menos; aquél, el representante
en el Congreso de los Diputados, antes Miguel Roca y ahora José Antonio Durán.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte
los papeles ya no están tan definidos. El poli
malo sigue siendo malo, incluso virando a peor, pero el papel del poli
bueno parece haberse maleado,
puesto que dicen cosas que en tiempos ni se nos habría ocurrido atribuir a sus colegas menos honestos. En realidad, no
es que se hayan vuelto completamente malos,
sino que suelen dar una de cal y otra de arena, un pasito p’alante y otro p’atrás.
El calvo aragonés lo hace con cierta frecuencia, pero ahora se le ha unido nada
menos que uno de los padres de la
Constitución… y defensor de la hija del Rey, nada menos. A ver si vamos a tener
que cuestionarnos la salud mental de Su Majestad…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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