lunes, 4 de noviembre de 2013

Miserable siempre

Ignacio (nunca he entendido esa manía por vasconizar un nombre ya de por sí vasco) Gabilondo ganó entre la progresía fama de periodista de valía, simplemente porque con su tono melifluo daba la impresión de ser ecuánime. Sin embargo, como Lorenzo Milá, otro que tal baila, es un sectario de la peor calaña sin ningún tipo de escrúpulo, que lo mismo se inventa terroristas suicidas con motivo del peor atentado de la historia de España que hace mofa y escarnio de una víctima del terrorismo, o que escucha sin escandalizarse a un presidente del Gobierno que proclama que le conviene que haya tensión en la campaña electoral.
Retirado de la primera línea del periodismo dado el escaso eco que tenía su programa, ya dije que no se le echaría de menos. Llevaba tiempo sin saber de él, pero parece que es uno de esos que no pierde ocasión de abrir la boca para demostrar lo miserable que es. Ahora, cuando parece que los terroristas han vencido, vuelve a descubrir su auténtica ralea y afirma que hay que apartar a las víctimas de la justicia democrática.
Malo es cuando a la Justicia se la adjetiva, puesto que la Justicia es o no es. Pero cuando se le aplica el adjetivo de democrática, al igual que cuando se le aplica el de popular, es cuando menos Justicia es realmente… y cuando mejor se retrata como opuestos a la verdadera Justicia a aquellos que la aplican.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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