El Partido Socialista Obrero Español
ha ido perdiendo, sucesivamente, todas las características que denotan sus
siglas. Dejó de ser socialista cuando abrazó la socialdemocracia (una contradictio in termini donde las haya),
y más o menos por la misma época dejó de ser obrero, cuando sus dirigentes
abandonaron las chaquetas de pana al montarse en los coches oficiales.
Finalmente, ha perdido la e de español, con lo que ya sólo le queda la p de
partido.
Y precisamente porque no es español es
por lo que está partido; y no en dos, sino en varios trozos, casi tantos como
las migajas del pastel con las que tienen que conformarse (igual que no hay
mayor aglutinante que el disfrute del poder, no hay mejor disolvente que la
ausencia del mismo), pedazos que en general actúan unos en contra de otros y
casi siempre en contra de España.
Harto de que el socialismo catalán
actúe de forma casi más nacionalista que la de los propios partidos
nacionalistas (y así le va en las elecciones, al igual que al acomplejado
Partido Popular de la región), un ídolo caído como Alfonso Guerra (que tanta
responsabilidad tiene en la situación actual, comenzando porque era el que
mandaba en el PSOE hace treinta años, que fue cuando comenzaron los polvos de
los que vienen estos lodos, y terminando porque votó borregamente a favor del
sedicioso estatuto catalán) ha reclamado romper con el PSC porque Cataluña necesita una alternativa socialista.
Prueba de que ya nadie le hace ni caso, Pera
Navarra ha señalado que nunca votarán en contra del derecho a decidir.
De igual modo, en las provincias
vascongadas el Partido da muestra de quienes son sus auténticos
correligionarios: en Tafalla se aprobó una moción de repulsa contra la
terrorista asesina recientemente excarcelada, pero los concejales socialistas se ausentaron del pleno. En Portugalete fueron aún más lejos, puesto que la
moción de declarar persona non grata
al etarra Piriz no prosperó gracias a los representantes socialistas.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario