domingo, 29 de mayo de 2011

Indignación, sí...

...pero según cuándo, cómo, dónde... y quién. Es decir, la enésima versión de la ley del embudo. Me explico: si un montón de perroflautas indignados toman el kilómetro cero de las carreteras españolas para lanzar sus soflamas utópicas (y eso, siendo caritativos), el Ministerio del Interior decide incumplir la resolución emitida por la Junta Electoral de que había que desalojarles porque (RuGALcaba dixit) sus intenciones eran pacíficas.
Pero si un ciudadano individual, un indignado por los indignados, se dedica a quitar los carteles de esos ensuciaplazas (por no llamarles mamarrachos), entonces la Policía Municipal interviene, instando a este ciudadano a a deponer su actitud, por considerarla una provocación y evitar altercados con los habitantes del campamento ilegal.
Manda huevos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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