sábado, 19 de mayo de 2012

La democracia de las barricadas

Que cualquier coincidencia de los indignantes con la democracia y el Estado de Derecho se debía a la más pura casualidad es algo que quedó de manifiesto ya hace un año, cuando, tras saltarse a la torera los mandatos de la Junta Electoral, pasaron a practicar una libertad de prensa bastante sui generis: la prensa era libre de informar… si la dejaban pasar.
Un año después son bastantes menos (también es cierto que la situación resulta bastante menos propicia a las bromas), pero siguen igual de delinquidores. Por un lado, son desalojados (esta vez sí) de los espacios públicos de los que se les ordena marcharse (desalojados varias veces). Por otro, arrogándose la representación de la voluntad popular, dirigen sus iras contra la verdadera sede de la soberanía popular. Quizá imperfecta, seguramente mejorable, pero indudablemente verdadera.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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