miércoles, 2 de enero de 2013

Un hijo de la grandísima puta


Uno pensaría que, tras abandonar lo que se llama la primera línea de la política, nos habríamos librado de tener que soportar los dislates de zETAp. Pero no, el sujeto tiene más soberbia (toda) que vergüenza (ninguna), y ha reaparecido en su cadena amiga, la Secta, para ofrecernos perlas como las leyes y la Constitución marcan el camino de lo que se puede hacer y cómo se puede hacer (sobre Cataluña: y lo dice el que dijo que aceptaría cualquier cosa que viniera de la cámara legislativa catalana… desgraciadamente, esa promesa la cumplió), o como que cuando dijo lo de que Nación es un concepto discutido y discutible no se refería a España, sino que la frase se sacó de contexto.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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