domingo, 7 de diciembre de 2014

Quien siembra vientos…

Teresa Romero, la auxiliar de enfermería que permaneció ingresada por haberse infectado con el virus del ébola, se ha convertido por ello en una especie de icono de los retroproges, siempre ávidos de encontrar pretextos para, en palabras de Cayo Lara, conseguir en la calle aquello que no pueden conseguir en las urnas. En este caso, el gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid.
Sin embargo, en la peripecia de la señora Romero hay algunos puntos oscuros. Si siempre fue con la verdad por delante, ¿cómo es que ninguno de los facultativos que la atendió antes de su ingreso la envió a toda pastilla al hospital en el que había prestado sus servicios, sólo que ahora para ser recibida como paciente? Y si no ocurrió así, es decir, si no fue enviada… ¿por qué? ¿No sería que la enferma no se comportó en todo momento de acuerdo con los protocolos? O sea, que en algún momento pudo ocultar algo, una nimiedad... como que había estado atendiendo a los enfermos de ébola.
Por ello, no es extraño que la médico de familia que la atendió haya anunciado que se querellará contra ella por atentar contra su honor. Supongo que sin rencores, como la querella que Teresa y su marido interpusieron contra el (ex) consejero de sanidad de la Comunidad de Madrid
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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