domingo, 28 de diciembre de 2014

Sobre el enano hormonado

Es indudable que Lionel Messi es un gran jugador de fútbol, uno de esos capaces de decidir un partido por sí solo… si tiene un equipo que le respalde. Por eso ha conseguido tantos éxitos con el Fútbol Club Barcelona y ninguno con la selección argentina: porque en el primero se ha producido la conjunción de una generación casi irrepetible de grandes jugadores en su momento óptimo, mientras que en la segunda, hasta este año, había pasado sin pena ni gloria por los distintos campeonatos en que había participado.
Centrándonos en el club, se ha producido una circunstancia con dos vertientes: acostumbrado a que nadie le haga sombra (comprensible teniendo en cuenta que es más bien bajito), el argentino ha ido consiguiendo sucesivos aumentos de sueldo y que vayan saliendo todos aquellos otros delanteros (Eto’o, Ibrahimovich, Villa…) que pudieran disputarle la primacía (resulta extraño que Neymar y Luis Suárez aguanten); y, por otra parte, el club ha caído en una especie de Messidependencia o, como ha dicho el inane anterior técnico del club, en el Barcelona todos esperan que Messi resuelva.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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