De siempre, en el PSOE se han calificado las distintas opiniones como corrientes o sensibilidades. De siempre también (y en esto el PSOE no es una excepción, sino más bien el paradigma) se ha tenido bastante poca tolerancia con aquellas sensibilidades que discrepaban del sentir general. Ya lo dijo Alfonso Guerra de modo bien gráfico: el que se mueva, no sale en la foto.
Como ya dije ayer, el poder es un gran aglutinante en el PSOE, y cuando lo pierde (nunca lo bastante ni las veces suficientes ni por tiempo suficiente) las sensibilidades están, por así decir, a flor de piel, y cada una de ellas parece autoerigirse en defensa de las esencias más puras del socialismo, lanzando anatemas contra las demás. Vamos, como en el Cisma de Occidente, en el que cada uno de los papas en disputa se dedicaba a excomulgar a los demás.
Viene todo este rollo a cuenta de la petición realizada por parte de las Juventudes Socialistas de Extremadura, exigiendo al PSOE que expulse a Trujillo del partido lo antes posible. Y todo porque la nefasta ministra en su día de Vivienda se atrevió a decir algo que resulta de sentido común y, por lo tanto, políticamente incorrecto (probablemente por ambas cosas estoy de acuerdo con ella) a propósito de los desahucios: El que tenga deudas, que las pague. Que no se hubieran endeudado.
Más claro, imposible.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!