Hartos
de ser considerados como presos de segunda, los llamados presos comunes han
decidido tomar ejemplo de los terroristas (afortunadamente, de su actuación
entre rejas, no de los actos que les llevaron allí), y un grupo de ellos ha emprendido una huelga de hambre con objeto de obtener el tercer grado. Al fin y
al cabo, si un miserable como Bolinaga lo ha obtenido, ¿por qué no ellos? A ver
con qué cara van los jueces ahora y les dicen que no…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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