Una
práctica muy extendida en las sedicentes democracias es la de retrasar los resultados
judiciales que puedan atañer a algún candidato, no vaya a ser que afecten el
resultado de las elecciones. Parece que resulta mejor enterarse de que alguien
es un indeseable después de que resulte elegido para un puesto que antes
de las elecciones.
Ya
sucedió en su día con Felipe González, al que no se quiso estigmatizar imputándole por delitos de los que era, según todos
los indicios, responsable último. Ahora, es Arturito
Menos el que señala que desde las "estructuras" del Estado se podrían estar "fabricando pruebas" para intentar alterar el resultado de las elecciones catalanas del 25 de Noviembre.
Tranquilo,
Arturo: no hace falta fabricar ninguna
prueba, ni teórica ni práctica.
Bastantes habéis amasado tú y tus compinches durante mucho, pero que mucho
tiempo. Millones, literalmente.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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