Si algo consiguió zETAp durante sus casi ocho años al frente del Gobierno, fue dividir a los españoles. Y ello, sobre todo, debido a su sectarismo visceral.
Quizá era necesaria, por ejemplo, una ley de memoria histórica; pero restringirla sólo a los actos realizados por las fuerzas del bando vencedor en la Guerra Civil resultaba cuando menos injusto. Y no vale decir que los crímenes del bando rojo ya habían sido juzgados durante el franquismo. El genocida de Paracuellos, por ejemplo, se fue de rositas al otro barrio.
Indudablemente era necesaria una norma que regulara las uniones homosexuales. Pero el empeño en llamar matrimonio a lo que no lo es resultó, además de una patada al diccionario, una infracción de la Constitución, por mucho que el Tribunal Constitucional, en aras de una sedicente interpretación evolutiva (o palabro semejante, ahora no recuerdo), dijera que sí.
Rajoy, sin embargo, ha venido concitando una respuesta casi unánime a sus medidas. Casi todos estamos en contra de casi todas. El que unos lo estén porque piensan que va demasiado lejos, y otros lo estemos porque pensamos que se queda demasiado corto, es peccata minuta.
Pero lo que parece haber generado mayor unidad entre los españoles es su decisión de permitir objetivos individualizados de déficit (el llamado déficit a la carta) para cada comunidad autónoma. Excepto Cataluña, por supuesto (que es a quien beneficia la medida y que, ante esa noticia, en lugar de apretarse el cinturón que es lo que debería hacer, se ha apresurado a anunciar que reactivará algunas subvenciones), la mayor parte de las comunidades autónomas se han opuesto: Castilla y León ha anunciado que no está dispuesta a pagar los delirios independentistas catalanes (curioso independentismo, por cierto, que busca hacerlo con nuestro dinero, y no con el suyo); Extremadura, que no admitirá la injusticia de un déficit más alto para Cataluña; y las comunidades gobernadas por los socialcomunistas… ¡ah, la sempiterna unidad de la izmierda! Sólo tienen dos, y cada una dice una cosa: Andalucía, a favor (faltaría más, la tierra del PER y los EREs fraudulentos); Asturias, en contra.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!