Cuando McLaren le contrató como piloto, Hamilton fue el foco de los odios de los forofos de la Fórmula 1 en España, alonsistas casi por definición. La disputa entre los dos pilotos por el campeonato hizo que al final acabara llevándoselo Raikkonen; el último título de Ferrari desde entonces.
Luego apareció Sebastian Vettel y su Red Bull, siempre corriendo al límite del reglamento y tan mimado por los jueces de carrera como lo estuvo el británico… o eso volvía a parecernos a los alonsistas.
Pero nada es eterno, y tanto uno como otro han demostrado tener entre las orejas algo más que aire. El germano tiene, además, un sentido de la sorna de lo más desarrollado. Preguntado por un periodista catalán acerca de las semifinales de la Copa de Europa, en las que dos equipos españoles se enfrentaban a dos alemanes, Vettel respondió apuesto a que eres español. El periodista, herido en lo más íntimo, respondió no, disculpa, soy catalán. Acto seguido, el de Red Bull, entre risas, le espetó sí, es una gran diferencia. Gran diferencia. Es como ser alemán o de Baviera, sin tomarse para nada en serio la declaración del periodista, que luego fue por los medios doliéndose de la incompresión que el hecho diferencial despierta más allá del Norte de Andorra.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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