O bien Mariano Rajoy nos toma a todos los españoles –incluidos aquellos que jamás votaríamos a la izquierda bajo ningún concepto- por idiotas, o bien el idiota es él. Sólo así se explica que haya dicho que pretende bajar impuestos antes de 2.015, y que reformará la Administración pero sin grandes recortes de gasto.
O bien se emprende una reforma a fondo de la Administración pública, adelgazándola y reduciéndola, o más vale que no se haga. Y en el primer caso, el exceso de personal sobrante (no tanto los funcionarios como los puestos nombrados a dedo, los asesores, los gabinetes, la morralla, vamos) que sea suprimido provocará, inevitablemente, un gran recorte en el gasto. En el gasto inútil, improductivo y prescindible, que ese sí que debe ser recortado, podado, eliminado.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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