Cuando los catalanes se rebelaron contra la
política centralista del Conde-Duque de Olivares, no proclamaron su
independencia, sino que se autoanexionaron a Francia, valga la expresión,
nombrando Conde de Barcelona (ojo, conde… nada de Rey de Cataluña… será que la familia real catalana se extinguió poco
después de que uno de sus miembros descubriese América) al rey de Francia. Eso
sí, cuando vieron que Francia era aún más centralista que España cruzaron de
nuevo (metafóricamente) los Pirineos en menos tiempo del que se tarda en
contarlo…
Hace poco, dentro de la sarta de
despropósitos que vienen perpetrando Arturito
Menos y su compinche el separatista estrábico, se han sacado de la chistera
(quizá del quepis sería más
apropiado) una ocurrencia que ni siquiera es original, dado el antecedente histórico
antes mencionado: dado que mantener un ejército propio sería muy caro (la pela es la pela, séase independiente
o no), se les ha ocurrido… que Francia se encargue de la defensa de la futura Cataluña independiente.
Y mientras, Arturo, de gira por Estados
Unidos, ha fracasado en su intento por captar inversores norteamericanos a los
tipos de interés que pretendían. No se han dado cuenta que el dólar es el dólar… y que nadie apuesta un duro (propio) por la
viabilidad económica de una Cataluña independiente.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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