Ya hace tiempo que José Guardiola proclamó
sus convicciones catalanistas, implicando que había jugado en la selección
española poco menos que obligado. Ahora es Ana Tarrés, la ex seleccionadora de
natación sincronizada, la que se declara independentista catalana.
En el mejor de los casos, tanto uno como otra
no son sino unos hipócritas y unos miserables cuya única convicción verdadera
es el dinero. Especialmente en el caso de Tarrés: si tanto abomina de España,
de ese estado que oprime a su amada patria
catalana, no debería haber dinero suficiente en el mundo para hacerle poner
su talento al servicio de semejante potencia imperialista. Pero no ha sido
hasta que la han cesado que ha empezado a largar lindezas por esa boquita que Dios le ha dado.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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