domingo, 4 de noviembre de 2012

Safari


El undécimo volumen de las memorias del Marqués de Sotoancho no alcanza el nivel y la frescura de los primeros, pero al menos levanta algo el vuelo en relación a los inmediatamente anteriores. Ussía ha perdido la espontaneidad del comienzo conforme progresaba la serie, y en ese progreso lo que antes salía (o parecía salir) de un modo espontáneo (las descripciones floridas, las escenas picantes, las referencias políticas) ahora parece salir forzadamente.
Un ejemplo es el número de mujeres con las que se lía el marqués: no con una ni con dos, sino con tres se lía de modo sucesivo a lo largo de las menos de doscientas páginas (y eso que la letra es grande, el interlineado es generoso y los dibujos no son escasos). Y, a pesar de ello, el libro es, como he dicho, mejor que los anteriores; o, al menos, eso me parece a mí, porque hace cosa de un par de años que salió el último y no recuerdo mucho del argumento, pero sí la impresión que me dejó, y que es la que no paro de repetir en este hilo: un estilo forzado, falto de espontaneidad. Pero este volumen (sé que me repito) mejora algo, quizá por estar casi enteramente ambientado no sólo fuera de La Jaralera, sino incluso fuera de España.
Vamos, que este libro aprobaría el examen: no con nota, pero sí con cierta suficiencia.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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