miércoles, 14 de agosto de 2013

Confundir el culo con las témporas

Ansiosos de protagonismo y carentes de la más mínima delicadeza para con los sentimientos religiosos de los demás, los partidos radicales de izquierda, y más si son regionalistas, no pierden ocasión de quedar mal. Tan pronto hacen mofa y befa de la corona de espinas en Tierra Santa como, con ocasión del accidente ferroviario la víspera del día de Santiago, critican el funeral de Estado por las víctimas. El Bloque Nacionalista Gallego ha perdido al histrión de Beiras, pero parece que sus epígonos caminan por el mismo sendero de lo estrambótico, ya que esgrimen como razones que España es aconfesional y que se trata de un sometimiento de lo público a lo religioso.
Alguien debería explicarle a estos mamarrachos –aunque mucho me temo que sería una pérdida de tiempo- que aconfesional no quiere decir anticristiano, como la izquierda en general es; y que España, y por extensión toda Europa, no puede entenderse sin tener en cuenta el hecho religioso cristiano (en España, más precisamente, el católico, aunque le fastidie al protestante César Vidal, tan elogiable en otros aspectos).
Punto y aparte es el caso del viñetista (llamarle humorista sería enaltecerlo en demasía) del PuntAvui, que ha utilizado la tragedia para barrer hacia su terreno independentista. Al parecer, si Cataluña se independizara de España los catalanes no sólo serían más altos, más guapos y más ricos, sino que también quedarían libres de accidentes de cualquier tipo.
Finalmente, emulando a los alumnos faltos de la más mínima educación que negaron el saludo al ministro Wert, el titular de Educación fue abucheado durante el minuto de silencio que se guardó en Mérida. Nunca he participado en ninguno de estos períodos de silencio, ya sean por una tragedia o por repulsa al terrorismo, pero respeto a los que participan en ellos. Algo que parece que no hicieron los abucheadores.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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