lunes, 9 de diciembre de 2013

Doctor Sueño

En la última novela (de momento, que ya sabemos cómo escribe este hombre) de Stephen King, el autor de Maine vuelve sobre el protagonista de una de sus primeras obras, El resplandor. Esta novela me sugiere una serie de ideas que me gustaría tener más talento para desarrollar.
En primer lugar, no me parece que sea una de las grandes obras de King ni, como él dice, una vuelta al terror puro. La intriga que plantea podría haber sido desarrollada por cualquier otro autor del género, carece de su toque y ni mucho menos, por emplear las palabras del autor, ha provocado que me cague en los pantalones. En cuanto a sensación de angustia, para mí la obra cumbre de King sigue siendo Cujo. El recuerdo que tengo de ella es que resultaba verdaderamente claustrofóbica.
En segundo lugar, me da la impresión de que el trasfondo de alcohólico en rehabilitación que arrastra Dan Torrance resulta, al menos en parte, relativamente autobiográfico, y que la insistencia de su hijo Owen para que mostrara cómo Dan tocaba fondo también tenga ese componente autobiográfico.
En tercer lugar, es de señalar, como peculiaridades de esta obra, que King concede bastante espacio a las relaciones y (llamémolas así) maquinaciones de los villanos de la obra, así como que el número de las muertes entre los buenos es desacostumbradamente reducido y se produce siempre por causas naturales.
En resumen: entretiene, pero no emociona. En ese sentido 22/11/63, por ejemplo, me pareció superior.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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