Los del partido de la mano y el capullo son unos bribones, y lo saben. Lo saben tan bien que no se fían los unos de los otros, porque son conscientes de con quiénes se juegan los cuartos, y por eso toman precauciones.
Porque parecen considerar que detentarán el
poder por siempre y que, por tanto, no pueden ser eliminados por fuego enemigo.
Es el fuego amigo el que temen y del que buscan protegerse. Y son esas
protecciones las que, cuando salen a la luz, más daño hacen a unos y a otros.
Es el caso de la fontanera del partido
-no precisamente el lápiz más afilado del estuche-, en una de cuyas grabaciones
-un poco de discreción, por favor- aparece asegurando que tienen comprados a unos fiscales de Anticorrupción.
En el caso de los socialistas, es algo así como dime qué dices combatir y te diré lo que practicas.

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