El Farça presume de ser más que un club y de lo que llaman valores. En realidad, es una casa de lenocinio en la que los principios brillan por su ausencia.
Para empezar, fue el equipo del régimen con
el Generalísimo (junto con ese equipo al que molesta que llamen Bilbao y
que por entonces era Atlético) hasta que un cierto albaceteño fichó a un cierto argentino y cambió la historia del fútbol mundial a nivel de clubes… lo
que no impidió que bajo el mandato del Caudillo, el club fundado por un suizo
se salvara dos veces de la quiebra y le condecorara con sendas insignias.
Ya fallecido Franco, el fichaje sucesivo de
tres de los mejores futbolistas de la Historia -Cruyff, Maradona y Messi- les
granjearon grandes éxitos deportivos… a los que, probablemente, no fueron
ajenos ciertos favores federativos y arbitrales.
Pero siempre, siempre, han actuado en función
del Real Madrid. Nunca se ha visto a un equipo tan obsesionado con otro. Tan es
así que, emprendida la reforma del Santiago Bernabéu, el estríper aeroportuario,
para no ser menos, atacó la del Campo nuevo… sólo que contrató a una
empresa sin, aparentemente, la suficiente cualificación o experiencia, y ahora la
Inspección de Trabajo de la Generalidad de Cataluña ha propuesto una multa de 1,09 millones de euros a una de las empresas subcontratadas para realizar las
obras, después de detectar a trabajadores sin los permisos correspondientes. Se
han identificado setenta y nueve infracciones en materia de extranjería
tipificadas como muy graves, relacionadas con otros tantos empleados
extracomunitarios sin autorización administrativa para trabajar por cuenta
ajena.
Esta multa se suma a los 1,87 millones de
euros que la Inspección de Trabajo había impuesto a las subcontratas hasta
principios de Noviembre por doscientos dieciocho fraudes laborales. En total ya
han trascendido tres millones de euros en sanciones y requerimientos, derivados
de más de doscientos expedientes sancionadores.
Y a los rojiazules ya no les queda aire que vender…

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