lunes, 21 de mayo de 2012

Legado

Con esta obra termina el Ciclo del Legado (precedido por Eragon, Eldest y Brisingr) o, como supongo que será conocido, la saga de Eragon. Paolini ha ido mejorando desde que comenzó a escribir la obra (un trabajo sin duda monumental para un adolescente, enfrentarse a una historia de varios miles de páginas) y, aunque las influencias iniciales eran más que evidentes (la cosa era una especie de mezcla entre las sagas de El señor de los Anillos y La guerra de las galaxias), conforme avanzaba la saga los personajes estaban más desarrollados, eran menos planos y menos melodramáticos. A pesar de todo, y en mi profana opinión, Paolini sigue estando algo verde (aunque ya me gustaría a mí ser capaz de escribir una historia que ocupe sólo la décima parte de la suya).
En el aspecto negativo tengo que mencionar la edición en español. Patética. Deplorable. De aficionados. Un ejemplo: la primera mitad del libro, al dragón de Murtagh le llaman Thorn para, sin más ni más, pasar a llamarle Espina. Y luego están todas esas palabras entrecomilladas en los diálogos de los personajes; entrecomillados que, evidentemente, quieren indicar énfasis, pero que sería más sencillo indicar recurriendo a las cursivas.
Vamos, que leer esta traducción ha sido sólo ligeramente menos duro que la de Peligro inminente, una traducción iberoamericana llena de carros y cuadras...
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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