Tradicionalmente, el socialismo español hacía seguidismo del francés, más exitoso y pujante (recordemos a Felipe González y monamí Fransuá). La cosa se empezó a torcer cuando llegó al poder Zapatero y, en un arranque de entusiasmo ideológico, proclamó a los cuatro vientos su apoyo a Sególene Royal. Como no podía ser menos, dado el carácter de gafe del circunflejo, la francesa perdió las elecciones presidenciales francesas contra Nicolás Sarkozy. Cinco años después, con el español dedicado a contar nubes (o a dar conferencias sobre economía en alguno de los mini estados del Golfo Pérsico, lo que viene a ser, sobre poco más o menos, lo mismo), sus nefandas influencias se han aminorado, y el ex compañero sentimental de la francesa ha derrotado (por la mínima, eso sí) al marido de Carla Bruni.
Y, recién llegado al Elíseo, Hollande propone unas medidas para salir de la crisis que parece las hubieran cocinado al alimón entre Salgado y Rodríguez. Naturalmente, gente con más criterio (y conocimientos) no se ha mordido la lengua, y así la titular del Ministerio de Finanzas austriaco lo ha expuesto de modo que hasta un fruto de la LOGSE lo entendería: las propuestas de crecimiento de Hollande son tonterías.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario