Para lo que se gasta últimamente Stephen King, esta novela de apenas trescientas páginas es casi un folletito. Es mi
impresión que entronca con otras obras del autor en los que los personajes
experimentan una suerte de iniciación a
la vida… aunque en este caso el protagonista tenga veintiún años.
Encuadraría la historia dentro de las que
podríamos llamar obras realistas de
King, puesto que no hay monstruos, mundos paralelos ni cosas semejantes, salvo
por el detalle de los fantasmas y los sujetos con percepción extrasensorial. Y
la historia de misterio está bien llevada, porque no descubrí al asesino hasta
que él mismo se descubrió. Quizá si hubiera seguido el principio de Rogelio Ackroyd (lo de sospechar del personaje menos
sospechoso) hubiera acertado…
Lo que no me gusta es que, como viene haciendo últimamente, King deja que sus fobias políticas se transparenten. Ojo, que no digo que no las tenga, sino que últimamente se está poniendo pesadito con el tema...
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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