Que los sindicatos españoles (especialmente
los llamados más representativos) son
unas máquinas de latrocinio es algo conocido por todos aquellos que no tenemos
las entendederas nubladas por las consignas del retroprogresismo recalcitrante. Siendo todavía Nicolás Redondo
Urbieta –propablemente, el último dirigente medianamente decente de la
UGT-secretario general de la Unión General de Trinc… Trabajadores, el sindicato
socialista se sacó de la chistera aquella cosa de la PSV, que hizo que los
ahorros de buen número de familias desaparecieran no se sabe bien (o, quizá, se
sabe demasiado bien) dónde.
De entonces para acá, las cosas no han hecho
más que empeorar: que si los fondos para formación, que si las ayudas estatales,
que si esto o que si lo otro. En cualquier lugar en que fuera posible meter la
zarpa, allí estaban la UGT y CC.OO. listos para desviar los fondos de su
verdadero destino. La última, de momento, ha sido enterarnos de que la sección andaluza del sindicato socialista empleó dinero destinado a los parados para su campaña de las elecciones sindicales de 2.010. Los gerifaltes sindica-listos
debieron pensar que, puesto que era dinero destinado a los parados, tanto daba
apropiárselo para aquellos que se dicen representantes de la masa obrera y
defensores de sus intereses.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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