En España existe una doble vara de
medir: una, para la derecha nacional, ya sea el Partido Popular o los
movimientos de extrema derecha; otra, para todos los demás (izquierda, extrema
izquierda, nacionalistas de uno y otro signo…). Lo que a los segundos se les
tolera y jalea, a los primeros se les critica, se les afea y les obliga a
dimitir.
Viene esto a cuento de la inauguración
de los campeonatos internacionales de natación (creo que son mundiales, pero
tampoco me he preocupado demasiado en averiguarlo, la verdad) que se están
celebrando en Barcelona. Durante la ceremonia, además de que se desplegó una
pancarta con la manida proclama de Catalonia
is not Spain, parte del público silbó el himno nacional de España.
Lógicamente molesto, un directivo de
la Marca España criticó en su cuenta
de Twitter tal actitud, con las palabras catalanes
de mierda. En mi opinión, el político se quedó corto: yo habría hecho
referencia a su familia materna (la paterna sería de dudosa identificación) y a
su falta de educación.
Evidentemente, toda la jauría progresoide se echó encima del pobre
político, que se ha visto obligado a dimitir. Casi encabezando la jauría estaba Ma Chacón, que pontificó que Los fanatismos no
merecen un solo triunfo y tú, con tu error, se lo regalaste. Y eso lo dice la misma que se puso una camiseta de Yo también soy Rubianes, el mamarracho
que se cagó en la puta España. Eso no era un fanatismo, eso era libertad de
expresión, claro… Pues lo del político del PP, ídem del lienzo, coño.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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