Cuando era más joven, solía decir que
la culpa de todo lo malo que le estaba pasando a España era del PSOE, de forma
inmediata, y de Polanco, de forma mediata (sigo creyéndolo en una gran medida).
En cuanto al PSOE, lo personalizaba todo en (como diría José María Carrascal,
pronunciando cada palabra seguida de una pausa) Felipe González Márquez. Gracias
a él, entramos en la CEE del modo que entramos (cuando uno entra de rodillas y
lamiendo culos, es muy difícil ponerse de pie, solía decir a mi madre cuando me
preguntaba el por qué nos encontrábamos en tan mala situación dentro de las
Comunidades Europeas); gracias a él, retrocedimos en la postura sobre
Gibraltar; gracias a él, en fin, Montesquieu quedó muerto y enterrado, que
diría Alfonso Guerra, gracias a su infame Ley Orgánica del Poder Judicial.
Años después, en un entierro o algo
así, González le preguntó a (creo recordar) Pascual Sala, entonces presidente
de la Audiencia Nacional, pero ¿es que a
éstos [los jueces] nadie les dice lo
que tienen que hacer? (se ve que el picapleitos becado por el franquismo en
Lovaina no se había leído lo de la independencia judicial). Por ello, resulta
de una hipocresía vergonzante que el antiguo Isidoro se escandalice ahora de las relaciones entre la política y la justicia…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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