En general, no me gusta la poesía, ni los
versos salvo cuando tienen una función narrativa (el Don Juan Tenorio de Zorrilla, el Martin Fierro de José Hernández o La venganza de don Mendo de Muñoz-Seca me encantan). Entre las excepciones a esa
norma se encuentra este soneto de Lope de Vega, que siempre he considerado como
la versión barroca del Estar enamorado
de Raphael (o viceversa).
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que el cielo en un infierno cabe;
dar la vida y el alma a un desengaño,
¡esto es amor! quien lo probó lo sabe.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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