De los socialistas sabíamos que predicaban
una cosa mientras se dedicaban a hacer la contraria. O, dicho de otra manera,
que proclamándose de izquierdas viven como nos gustaría vivir a los de
derechas.
Pensaba que los comunistas no habían llegado
a semejantes extremos. Pero noticias recientes me indican que bajo el paraguas
de progretariado cabe toda la izmierda, de la más moderada a la más
extrema. Resulta que Diego Valderas, vicepresidente comunista de la Junta de
Andalucía y, por tanto, propugnador de la expropiación social de las viviendas, se aprovechó de la angustiosa situación de
un desahuciado para adquirir la vivienda de éste. Pero no directamente al
propietario, sino al banco, casi un cuarenta por ciento más barata.
En cuanto al partido del flamante nuevo
propietario, no le ha criticado, sino todo lo contrario. Lo ha defendido,
aduciendo que lo hacían miles de ciudadanos. Valiente justificación de unos miserables hipócritas, a los que
algunos (cada vez más, desgraciadamente) descerebrados todavía consideran que
pueden ser la salvación de España. Cuando lo único que ha traído el comunismo
en todo el mundo, de Moscú a La Habana, de Paracuellos a Katyn, ha sido siempre
pobreza y muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario