Cuando se anunció que Uderzo, al fin,
cedería los trastos de Astérix a otros autores, algo de curiosidad sentí por
ver cómo resultaba la cosa. Ya había pasado lo mismo en otras series del cómic
franco-belga (Lucky Luke sería el
ejemplo paradigmático) sin que se hubiera resentido el dibujo. En cuanto al
guión, salvando la olvidable El cielo se nos cae encima, no aprecié un bajón importante desde la muerte de Goscinny: Uderzo alternaba las
aventuras que transcurrían en la aldea gala o sus cercanías con aquellas otras
en las que los protagonistas viajaban a escenarios más o menos lejanos.
Centrándonos en este álbum en
concreto, en el dibujo se ha producido un continuismo total. Quizá observándolo
muy de cerca puedan apreciarse diferencias, pero la impresión general es que el
álbum podía haberlo firmado el propio Uderzo. En cuanto al guión, se ha optado
por empezar esta nueva etapa con un viaje a Escocia, una de las pocas regiones
del mundo antiguo que todavía no habían sido objeto de la visita de los
irreductibles galos. Hay chistes a costa de los tópicos de los escoceses
(perdón, de los pictos), salvo quizá su proverbial mirar el dinero (por no
decir avaricia), monstruo del Lago Ness incluido.
En resumen, un álbum que no
desagradará a los puristas (quizá tampoco les entusiasme), pero que aprueba con
suficiencia y que permite contemplar el futuro con un cierto optimismo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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