No es la primera vez que un grupo de
totalitarios que se arrogan la representación del pueblo depuran a los
elementos menos exaltados de su movimiento antes de lanzarse a una orgía de
sangre y destrucción. Lo hicieron los jacobinos, eliminando a los girondinos antes de instaurar el Terror; lo hicieron los bolcheviques, deshaciéndose de
los mencheviques antes de instaurar primero el leninismo y luego el aún más
terrible estalinismo; lo hicieron, en fin, los nacionalsocialistas alemanes con
los miembros de las SA en la Noche de los cuchillos largos antes de desencadenar lo que es bien conocido por
cualquiera con un mínimo de cultura.
Ahora es el nacionalismo catalán el
que, creyendo ver al alcance de la mano la tan ansiada (por ellos)
independencia, busca unirse a los más exaltados, quizá creyendo poder
dirigirlos, al tiempo que parece dispuesto a soltar el lastre de la facción democristiana de la coalición gobernante. Si yo fuera de estos me andaría con
cuidado: en todos los casos citados, antes de caer, los exaltados eliminaron
físicamente a los moderados… y no de un modo especialmente misericordioso,
además.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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