El problema de los necionanistas es que suelen creer que el
resto del Universo es tan cortito de entendederas y limitado intelectualmente
como ellos lo son. Por ello, cuando el presidente del Farça dice que el club es catalán y catalanista, pero eso no se entiende en España, dice una sola
verdad, que el club es catalán. Lo segundo es una mentira, y lo tercero es un
error. Por partes.
El Barcelona no es un club
catalanista. Sí lo son sus directivos en los últimos tiempos, que gustan de
envolverse en los colores de la bandera de Aragón (recientemente, de manera
literal)… mientras eso no les toque los bolsillos. Porque claro, cuando se
plantea la probabilidad de quedar fuera de la Liga española no lo tienen tan
claro, y sueltan una especie de me voy,
pero me quedo. Y es que no es lo mismo tener como enemigo acérrimo a un club al que se envidia que otro al que se desprecia. Si fuera un club
catalanista haría como el Athletic de Bilbao y ficharía sólo jugadores
catalanes (o de los Páises Catalanes,
como en ocasiones se han visto forzados a hacer los de San Mamés): adiós por
tanto a Neymar, a Messi, a Iniesta, a Cruyff, a Kubala, a Koeman, a Luis
Enrique… A Javier Hernández quizá le dejarían quedarse, al fin y al cabo ya va
cuesta abajo y recita las consignas con gran convencimiento.
Finalmente, en España se entiende
demasiado bien la deriva que ha tomado el club azulgrana (colores suizos, y no
catalanes, como sí lo son los del equipo despreciado). Es por eso que cada vez
despierta más antipatía. Es por eso que nunca he disfrutado más que cuando en
Barcelona, eliminado en la Liga de Campeones, era vuelto a eliminar en la Copa
de la Uefa. Dos veces, a falta de una.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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