De los partidos políticos fundados
pasado el estallido inicial de la transición, UPyD parece ser el más serio y el
que presenta mayor voluntad de gobierno (claro, que con referentes como el GIL,
el PRIM o la Plataforma de Ruiz-Mateos, ser el más serio no resulta tarea en
exceso complicada). Sin embargo, comparte con ellos el fuerte personalismo de
sus líderes. Porque, vamos a ver: aparte de a Toni Cantó, ¿alguien es capaz de recordar
a algún político de UPyD que no sea Rosa Díez?
El problema de Rosa Díez, por otra
parte, es doble. Para empezar, tiene un pasado, y ese pasado, radicando en el
PSOE, no puede ser nada bueno. Para seguir, tiene una nada contenida tendencia
a la demagogia. Recientemente ha dicho que está convencida de que UPyD decidirá pronto cómo se gobierna en España.
Si ese modo de gobernar se correspondiera con lo que predican no me parecería
mal; la cuestión es que, llegada la hora de tomar decisiones reales, el partido en cuestión tiende a
inclinarse hacia la izquierda. Y si no, echemos un ojo a Asturias…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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