Cuando el Partido Popular aprobó su
anterior reforma educativa, los rectores de las universidades retroprogres se negaron a aplicarla, y
no ocurrió nada. Diez años después parece que se repite la jugada, pero a una
escala mayor.
Ahora, cuando una reforma educativa
tan necesaria (no hay más que ver los resultados crecientemente desastrosos de
las sucesivas normas educativas que han ido pariendo los gobiernos socialistas,
cada una peor que la anterior) como bien planteada (no hay más que ver el
rechazo generalizado que ha suscitado entre las hordas retroprogres y necionanistas)
ha visto la luz, son los propios gobiernos autonómicos los que, con la
desfachatez que los caracteriza, van a incumplir la Ley. Y, envalentonados con
la impunidad de que sus anteriores incumplimientos han disfrutado, no se cortan
en proclamarlo a los cuatro vientos. Primero fueron los catalanes y, una semana
después, los vascos, los que anunciaron que no piensan modificar los libros de
texto para adaptarlos a la LOMCE.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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