La última película de Frank Capra no
sólo me hizo conocer la música del Cascanueces
de Tchaikovski, sino que tiene diálogos magníficos cargados de ironía, mientras
Glenn Ford, en teoría un gángster ambicioso y sin escrúpulos, demuestra que en
el fondo es un tipo con buen corazón. Aquí, tras la primera aparición de Annie
Manzanas tras su transformación, se plantea la necesidad de mantener la farsa
buscando a alguien que encarne al padrastro que el personaje de Bette Davis le
ha relatado a su hija en sus cartas.
- Está bien, está bien, ¡está bien! Le buscaré… un… marido. Pero esto es el colmo. Bueno, Alegre, dile a Darcy que el Dandy está muy ocupado tratando de encontrar un marido para una vieja borracha porque anda loco detrás de sus manzanas. De dónde voy yo a sacar un marido, vamos a ver. ¿Dónde le encuentro yo un marido, eh? ¿En los almacenes Macy?
- Allí no los venden, jefe.
Peter Falk suelta un gruñido. El Dandy se gira, le señala y dice:
- Tú.
- ¿Yo?
- Sí, tú.
- Oooh… hará un marido precioso.
- Eso sería una gran idea, y sólo hay un inconveniente. Que tengo una mujer muy quisquillosa. No le gusta que vaya casándome con unas y con otras. Sí, comprendo que vais a llamarla egoísta. Pero es muy intransigente para estas cosas.
- Conozco a su mujer y tiene razón. Es peor que un búfalo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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